No hay recetas magistrales,
ni guías prácticas, ni mapas,
tampoco enciclopedia instructiva,
que nos enseñe cómo vivir la vida.
Es ella misma nuestra docente,
autoridad máxima de la escuela,
cada lugar, cada vivencia es un aula,
donde todos somos educandos.
Alumnos eternos desde la cuna,
aprendemos riendo, también llorando,
hasta cuando jugamos espontáneamente,
su majestad la vida, nos está enseñando.
Ejemplar maestra, candidata al nobel;
desdeña posesiones, títulos nobiliarios,
lujos ostentosos, poder, cargos,
porque ella es docente en valores humanos.
Solamente abrevando de las experiencias,
es cuando nos imbuimos de sabiduría
la materia más valiosa, más didáctica,
de nuestra honorable maestra: la vida.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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