Mientras la tarde
cede sutilmente su espacio
—a una noche en ciernes—
una paz indescifrable,
despliega su sutil manto.
La vorágine, las urgencias,
mutan sus demandas,
entonces —calla la mente—
en una pausa acordada
—para despertar al alma—
—para despertar al alma—
que en silencio, aguarda.
¿Qué percibe ella
¿Qué percibe ella
—me pregunto—
cuando de día está silente,
porque los ruidos la atribulan,
la dejan arrumbada, mustia,
en algún espacio inasible?
El día desbarata la templanza,
siembra confusión, desorden,
—y el alma ama revelarse—
cuando de día está silente,
porque los ruidos la atribulan,
la dejan arrumbada, mustia,
en algún espacio inasible?
El día desbarata la templanza,
siembra confusión, desorden,
—y el alma ama revelarse—
cuando la calma
se aposenta de nuevo
y de paz la inunda.
Bienvenida seas noche
con tu tenue luz de luna,
—hay tantos corazones ávidos—
esperando que los ilumines
mientras bríos vacuos,
—uno a uno—, menguas.
Cuando la oscuridad llega
Cuando la oscuridad llega
otras energías fluyen,
—hay una luz que irradia el alma—
destellos especiales que se animan
a desplegar su don tan único
—cuando la intrépida mente—
—hay una luz que irradia el alma—
destellos especiales que se animan
a desplegar su don tan único
—cuando la intrépida mente—
su intervención minimiza.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Viviana Laura Castagno Fuentes

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