Cuando aún la luna sigue incólume
en un cielo que parece mecerla,
los destellos rojizos de un sol en ciernes
presagian el espectáculo de un alba,
que a la noche, con su luna, está despidiendo.
Mientras el espectáculo acontece,
mientras el cielo abre sus párpados,
un visitante puntual y diminuto,
ha logrado arrebatar mi sueño,
y su melodiosa sinfonía, tan versátil y única,
en un arrobamiento absoluto me ha sumido.
Su canto posee variaciones, es desinhibido,
si hasta parece que fuesen varias especies,
un majestuoso coro de avecillas en concierto.
Pero no, es sólo uno, un maravilloso zorzal,
el osado que logró interrumpir mi descanso,
aquí está él, mi especial y puntual despertador
para explicar con contundencia,
que el verdadero sueño, no era estar dormida,
sino bien despabilada,
para poder celebrar tanta magia.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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