Me invadieron los recuerdos otra vez,
biblioteca magna que el alma atesora
donde con minuciosa prolijidad ordena
los vestigios todos de las experiencias.
Imaginaba, si este invierno tardío,
cediera con su obstinación en perpetuarse
y avalara el ingreso de una primavera
que con sus preñeces se está anunciando.
Y pensaba, con obstinación diría,
tal vez logre verte en los jazmines
que a un muro vetusto están disfrazando,
o en las golondrinas alborotadas
que a un muro vetusto están disfrazando,
o en las golondrinas alborotadas
que su comprensible cansancio
en nidos antiguos están dejando.
Pero, la realidad me despierta
con la solvencia que la caracteriza
¿Por qué vendrías con ella
si lo nuestro ha fenecido?
Los recuerdos, me han traicionado,
insisten en devolverte a un presente
que de ausencias viste
y de un futuro está huérfano.
Tramposos, son tan ladinos,
urdieron una celada perfecta
me hicieron creer que la primavera
poseía dones mágicos
Tramposos, son tan ladinos,
urdieron una celada perfecta
me hicieron creer que la primavera
poseía dones mágicos
para despertar lo que muerto estaba.
Lo nuestro está en la biblioteca
allí, donde cómodos habitan
Lo nuestro está en la biblioteca
allí, donde cómodos habitan
los recuerdos aun despiertos
y a mí me compete comprender
y a mí me compete comprender
que para siempre te has ido
y no habrá preñeces pródigas,
y no habrá preñeces pródigas,
ni cielos diáfanos, ni jazmines,
que a este presente aciago
que a este presente aciago
logren devolverte.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Viviana Laura Castagno Fuentes

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