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jueves, 31 de octubre de 2019

MADRE DE MI MADRE


  
-La tristeza del después-, me dijo
y ciertamente me dejó sin habla.
¿Porque, hubo otras tristezas antes
y la de ahora está estrenando entonces?

La tristeza del después
y mi mente sigue hilvanando
con hilos de fina deducción
y con una aguja de comprensión
intenta dar puntadas sin nudos
a lo que parece ser un grito de auxilio.

Porque, no es fácil la interpretación,
o tal vez, sí lo es, solo hay que mirar 
dentro, para escudriñar donde habita 
la tristeza del después.

Pero, ¿después de qué?

¿Será una tristeza aposentada 
en otra etapa de su vida
y su presente la sorprende 
con su mente aun lúcida, aun joven,
pero lidiando con limitaciones físicas?

-La tristeza del después-, me dijo.

Y heme aquí, entretejiendo la trama,
como si escribir me convirtiese
en una asistente de emergencias 
para almas con tristezas recién estrenadas
y también, con tristezas anquilosadas.

La tristeza del después.
¿Después de qué?

¿Será que los desasosiegos la habitaron 
creyó que algún día se marcharían
pero hasta su vejez invadieron
y a su vida toda eclipsaron?

Entonces, ¿es la tristeza, después de la tristeza?

Y continúo pensando, ella mira, hacia la nada misma.

Duele, acompañar a una madre en sus tramos finales,
cuando nada puedo hacer, excepto acompañarla.


Viviana Laura Castagno Fuentes

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