No, no debería suceder otra vez.
La felicidad con su andar sigiloso
ha tocado sutilmente la puerta
que el alma tiene, tan etérea ella,
y atendieron los miedos de nuevo.
No, no puede ser, es un sueño,
es una osada reincidencia,
un desmesurado capricho
que intenta sabotear una vida
que de ellos está atosigada.
No, no debería suceder de nuevo
el reloj de arena pauta otras urgencias,
cuando joven imaginó a su príncipe
el que quitaría los opresores grilletes
y a sus victimarios los expulsaría.
Pero aún están allí, impertérritos,
ella intenta sembrar flores en su vergel
pero es zona infértil, solo crece lo mustio,
permitió a sus miedos ser los jardineros
y los miedos tan ladinos, tan arteros,
son los dueños absolutos de sus sueños.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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