Ella ha buscado siempre
a las palabras adecuadas,
era una minuciosa obrera
edificaba hogares con sus letras.
Había reciprocidad también,
porque las palabras la perseguían
invadían su alma y su mente
navegaban cual veleros
por su torrente sanguíneo.
Una obrera se consideraba,
porque escribir era un aprendizaje
que no acabaría nunca, sería perpetuo,
terminaría junto con ella,
cuando la muerte a llevarla viniese.
Y un día sucedió, acabó su travesía,
sabía íntimamente que su legado
quedaría cómodamente asilado
en su casa natural, porque ella logró
materializar un viejo sueño:
"habitar en un amoroso libro".
Viviana Laura Castagno Fuentes

No hay comentarios.:
Publicar un comentario