Existen inclemencias
que son potestad única
de la madre naturaleza,
empotra en sus amaneceres
a los fríos otoñales
aún cuando el estío es amo.
Ella tiene su autonomía
es una eximia pedagoga,
nos enseña con su niebla
cuando abduce a los árboles,
pero también cuando al telón
con su sol majestuoso corre.
Pero, existen otras inclemencias,
son esas intemperies inefables
que se hospedan en el alma,
son imprevistos temporales
son huracanes devastadores,
docentes imprescindibles
mientras transcurre el viaje.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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