Y deseo,
que los seres humanos
recuperemos la cordura,
que cambiemos
actitudes temerosas
por temerarias
y que arranquemos de cuajo
los miedos inoculados.
Y deseo,
que observemos más
a la natura,
porque no hay mejor docente
en la vida
que una flor esparciendo
su aroma,
la mirada profunda
y genuina de los animales
o un inefable crepúsculo estival
sumergiéndose
en el río manso.
Y deseo,
que cambiemos
las ambiciones materiales
por los verdaderos valores,
esos que se guardan
en la profundidad
del alma
y que no cotizan en bolsa.
Y deseo,
que la verdad toda
reverbere con ínfulas,
mientras la mentira fenece
y la humanidad
su sensatez recobra.
Y deseo
que el amor se imponga,
justo allí
donde las soledades atizan,
porque nos impusieron cepos
a los sentimientos,
hasta mutilaron los abrazos
en aras de una
nueva normalidad
que de normal
no tiene nada.
Y deseo...
Viviana Laura Castagno Fuentes

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