Cada mañana
cuando las avecillas
mi sueño interrumpen,
emprendo un viaje
que sin proponerme siquiera
hasta ti me conduce.
Y no necesito medio alguno,
es un trayecto inevitable
que en mi alma comienza
mientras mi mente pergeña,
basta con cerrar mis ojos
para que se inicie la gesta.
Y el derrotero
posee sus singularidades,
lo asiste la imaginación
conmociona cada intersticio
mientras mi cuerpo
permanece inerte.
Cada mañana
viajo hasta el aroma inolvidable
del café que preparabas,
el que tu presencia anunciaba
porque fuiste y serás para mí
el padre que aun ausente
¡Vive todavía!
aunque a tu estación terminal
hayas viajado tan abruptamente.
Viviana Laura Castagno Fuentes

No hay comentarios.:
Publicar un comentario