Despertar
cada madrugada
para observar
ese instante perfecto
cuando la noche
cede su espacio al día,
ha sido mi desvelo siempre
y aún continúa.
Nada es igual
porque no soy la misma,
pero esa magia está incólume
porque me embelesa
la naturaleza
con sus actos magistrales.
Debo admitir:
jamás logré percibir
ese instante único
en que la luz
disipa la oscuridad
y desaparecen las sombras.
Jamás pude dilucidar
ese espectáculo milagroso
y no lo haré nunca,
porque definitivamente
la naturaleza toda
es insuperable.
Viviana Laura Castagno Fuentes
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