Ayer
fui a disfrutarte,
habías abandonado
tu actitud meditabunda
y en un iracundo
te habías convertido.
Eras un airoso guerrero
avanzabas con tu estoque
convertido en espuma
y en la fina arena
desfallecías.
Mutaste de espejo
a un perfecto irreverente,
tenías el aviso de peligro
una alarma
para desalentar a los audaces.
Amigable, confidente,
amigo y enemigo otras,
posees mucho
de la condición humana
sus aciertos y complejidades
—extraordinario mar—
cuna amorosa de los ríos.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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