Está vacía la rama
se quedó la huella
solamente,
hay un hueco
entre sus hojas
donde dormía
hasta ayer nomás
un primoroso nido.
Quedó languideciente
el sauce
cuna él de tantas vidas,
tiende sus prodigiosos gajos
con la impronta
inequívoca
de la protección
y el cuidado.
Despojos imprevisibles
de la natura
y sus embates,
hay ahora un árbol triste
sin cantos, sin nada,
se callaron los polluelos
y se ha quedado una madre
que sin claudicar
ni un instante...
los está buscando todavía.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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