¿Dices que me conoces?
Mientes al afirmarlo
porque nadie me conoce
realmente,
hay que bucear
en mis sitios abisales
para escudriñar muy dentro
con la mirada
desinteresada
que posee el alma.
¿Acaso conoces al mar
porque utiliza
su cincel de olas
para esculpir
magistralmente
a la fría e
impersonal piedra?
Él es mucho más
que un escultor,
guarda todo
un universo
en su inconmensurable
vientre,
mientras la mayoría
solamente a sus aguas
observa.
¿Y dices que me conoces?
Es una osadía,
un atrevimiento diría,
una improcedencia,
porque...
en mis interminables
laberintos
donde todo
está sucediendo ahora,
en esos laberintos
largos e inexplorados...
hasta yo me pierdo.
¿Y aún dices que me conoces?
Viviana Laura Castagno Fuentes

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