Las despedidas desorganizan,
ponen en jaque el aparente orden
que cierta previsibilidad
nos otorgaba (en apariencia).
Las despedidas confunden,
caminos, atajos, senderos,
todo pasa a ser lo mismo,
si hasta a los vados
las aguas inundan.
Las despedidas generan
un desierto yermo
justo allí donde había
vergeles dúctiles
y a las desazones convocan.
Las despedidas desestabilizan
nos condenan a vivir
quebrados y reducidos,
son accidentes emocionales
que se reiteran mientras
el viaje de la vida transcurre.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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