Su sabiduría era magna
había que leer
en las páginas de su vida.
Sabía separar
la hojarasca inerme
del fulgor de los vergeles.
En la mirada
asilaba su derrotero
y sus itinerarios.
Su mente era ágil
pero su cuerpo
le imponía límites.
Dejó un legado
que de precio carece
está en el alma atesorado.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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