Intento, sin éxito alguno,
minimizar dolores
mientras me abstraigo
en tareas disímiles.
Pero te apareces...
segundo a segundo
porque los recuerdos
con ínfulas te despiertan.
Y allí estás nuevamente
en un sol tímido e indeciso
que no resolvió aún
si fulgura o si se esconde.
Brillas, en la gota de rocío,
que se durmió en la hoja
del geranio rojo púrpura
que sobrevivió a la borrasca.
Estás en todas partes,
no hay espacio ni lugar
que esté huérfano
de tu presencia aún ausente.
El café de la mañana
inaugura con creces
una realidad que se impone
y a mis estrategias demuele.
A veces me abandona
ese aparente estoicismo,
y otras en gladiador férreo
presume convertirse.
Convengamos, es muy complejo
decir adiós: a "una madre",
a "una amiga" incondicional,
pero también a "una hija"
por cuestiones naturales devenida.
Intento y seguiré intentándolo...
Viviana Laura Castagno Fuentes

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