Las macilentas ramas
de un provecto sauce
—exhiben su desnudez—
vestigios que dejó
un otoño tan puntual
como recalcitrante.
Si lo observamos
—con los ojos solamente—
es otra especie vegetal
de las tantas que abundan,
—pero si aguzamos la mirada—
él es un regazo amparador.
Porque aun desnudo
y en apariencia aterido,
ofrenda su portentoso cuerpo
a una gran variedad de aves
que lo eligieron como
un hogar permanente.
Son las extraordinarias
relaciones simbióticas
que la natura ostenta,
ayer nomás a él lo despojaban
—hoy en amoroso padre protector—
ha devenido, sin mezquindad alguna.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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