Estaba exhibiendo
unas ramas enjutas
raídas y macilentas.
Hasta ayer nomás,
lucía sus harapos
en su cuerpo avejentado.
Hoy, amaneció exultante
con florecillas delicadas
que de tan blancas, fulguran.
La metamorfosis
se ha producido
en cuestión de horas.
¿Será que olvidó
la noche a sus estrellas
y ahora en el ciruelo duermen?
Viviana Laura Castagno Fuentes

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