Encendía luces
justo allí
donde la oscuridad
tenía su guarida.
Y despertaba
a las flores del vergel
—que alicaídas estaban—
solamente con su magia.
Y llegaban las aves
a ocupar sus nidos huérfanos
y se esfumaba el silencio
cuando irrumpían sus cantos.
Y se exiliaba
el invierno gélido
mientras cedía su espacio
a una vibrante primavera.
Pero hoy, todo mutó,
y aunque la vida continúe
se evaneció toda la magia
porque se exilió su prestidigitadora.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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