Cuando observo el devenir
de las estaciones
—estás en todas ellas—
no te ausentas en ninguna
descubres un resquicio, un aval,
y por ahí te deslizas.
Posees una habilidad innata
te inmiscuyes en mis mañanas
indecisas entre el sol y la bruma,
—percibo tu abrazo camuflado—
en la fragante taza de café
que se enfría, como esperándote.
—Has sembrado amor eterno—
lo esparciste como una simiente
y está ofrendando sus frutos
como si una multiplicación fuese
porque sobre divisiones...
eras una acérrima guerrera.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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