En el hábitat del alma
—no manda nadie—
ella medra en las mieles
de la libertad sin medidas.
Es tan sabia y contundente
que no se inventó todavía
nada externo que la exima
de las desazones inevitables.
Posee su fuerza motriz,
nada en un mar de autonomía
es una soberana absoluta
en un cuerpo que no comprende.
Carece de pretensiones
huye de las vanas estridencias
—porque donde vive el alma—
el orbe material... no existe.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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