La felicidad
tuvo siempre tu rostro
y la sonrisa, allí en tus ojos.
La felicidad
era ese gesto de complicidad
con el fragante café de la mañana.
La felicidad
eran las intermitencias
cuando los imponderables aparecían.
La felicidad
caminaba de puntillas
era prudente y sigilosa.
La felicidad
se viste ahora de recuerdos
y mi universo se ha minimizado.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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