¡Cuántas veces!
la sicaria mente
desata sus vendavales
y mil jardines destruye.
¡Cuántas veces!
bellísimos vergeles
en desiertos yermos
se convierten.
¡Cuántas veces!
los caminos desaparecen
y no hay salidas
porque todas se esfumaron.
Pero también es cierto
que irrumpe la perfección
y la decisión avasallante
del alma, que callada observa.
Ella, con enorme solvencia
impone sus esplendores
siembra sus primaveras
y a la simiente convoca.
¡Cuántas veces!
la mente demuele
mientras el alma edifica,
es una dicotomía constante
que tiene a una sola vencedora.
Viviana Laura Castagno Fuentes
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