Ella tenía aposentada
la sonrisa en su mirada
y de sus delicados labios
emanaban notas musicales
había un son en sus palabras.
Era tan especial
que destellaba una luz
allí donde estuviese,
porque por amor
estaba edificada.
Lo suyo no era físico,
eran potestades del espíritu
él era innato y translúcido
como las aguas de un río.
Es la magia que poseen
las personas privilegiadas
cuando la bondad y pureza
en su alma cohabitan.
Viviana Laura Castagno Fuentes

No hay comentarios.:
Publicar un comentario