Él tiene un universo propio,
es su distintivo, su peculiaridad,
no pretende ser mejor, no compite,
sencillamente es distinto, es otro.
Hay días en que amanece
con su sol a cuestas, espléndido,
porque durmió en su almohada
de nube celeste y esponjosa,
por estrellas iluminada.
Permanece por horas callado,
porque es más interesante el silencio,
se expresa cuando desea, a su manera,
él no sabe de astucias, ni de hipocresías.
Puede ver plantas reales
—donde otros ven un empapelado—
las riega con su habilidad de niño
¡Qué importa!, si están húmedas o secas.
Con sus tiempos, —que son diferentes—
permanece por horas, observando,
lo que nosotros jamás veremos,
porque solo él tiene ese don asignado,
en un universo que le pertenece.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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