¿Quién ha osado
sin anuencia alguna,
poner en cautiverio
a un delicado ramillete
que tiene a sus flores
en condición de prisioneras?
Ellas miran con asombro,
hacia un jardín esplendoroso
que era su cuna natural,
donde medraban libres
con sus raíces a la tierra
amorosamente abrazadas.
Pero una mente inhóspita,
ha decidido para ellas
-sin hesitar siquiera-
"la pena de muerte".
Desde un impersonal jarrón
y a través de una ventana
miran azoradas
miran azoradas
la algarabía que reina afuera.
No comprendieron los hombres,
esas florecillas eran hijas
de una planta madre
no un objeto para ornar
impersonales y fríos floreros.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Viviana Laura Castagno Fuentes

No hay comentarios.:
Publicar un comentario