Muchas veces, las inclemencias del afuera,
se sienten como huracanes destructivos,
arrecian con todo a su paso,
logran arrancar de cuajo los cimientos
que hasta recién nomás me sostenían.
Y quedo a la intemperie más absoluta,
sin lugar seguro para refugiarme,
el suelo, los caminos, el techo, la vida,
han desaparecido debajo de una montaña
informe y compleja donde mis despojos yacen.
Reina la oscuridad más absoluta, el sol ha partido,
me dejó en penumbras, sin estrellas siquiera,
sin una luna plácida, donde poder recostar
lo que de mí ha quedado.
Y es justamente allí, donde fenecen mis versos,
las palabras han huido a su escondite,
donde logran sentir que están a salvo,
de las procacidades, el primitivismo,
de la sociedad que ajusta para abajo,
mientras se empeña en soterrar a la belleza.
Murieron mis versos, habrá un duelo largo,
las palabras en retirada así lo explican,
cuando se sientan libres y seguras del afuera,
intentarán resarcirse, para volver a integrar
y ser las artífices, de las poesías que ellas tanto aman .
Viviana Laura Castagno Fuentes

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