Un viento implacable y pertinaz,
azota los intersticios de un viejo árbol,
con su cuerpo hacia la tierra mirando
por cuestiones inevitables de los años.
¿Sabes viento?, estás doblando
unas ramas débiles y macilentas,
que en su seno están abrazando
un nido amorosamente edificado.
Un par de benteveos lo construyeron,
con ramitas, lanas, hilos y plumas,
para acunar a cuatro huevitos
que en pocos días serán polluelos.
Amigo viento, cesa tu embestida,
hay un viejo árbol que está sufriendo,
porque perder su tesoro no quiere,
aquel, que diminutas vidas está gestando.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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