Ella, descalzó sus pequeños pies
para caminar hacia el río,
él era su amigo de la vida,
el cómplice tácito, su gran deleite,
y también su sustento diario.
Se acercó sigilosamente a la orilla,
acercó su rostro sobre las mansas aguas
y con un balbuceante susurro
solicitó a las mismas que a sus pesares
y aflicciones profundas, se los llevara.
El río, que sobre angustias sabía mucho,
quedó atónito, detuvo su fluir por un segundo,
porque esa mujer -que había visto crecer-
transida por un gran dolor le suplicaba
que fuese su féretro unas décadas después.
Cuestiones tan privadas del alma, tan íntimas,
que a veces envuelta en tormentos vive,
pero otras, claudica por no hallar la salida
y elige a la muerte como analgesia,
aun cuando lo que está pidiendo
con desesperación, en en realidad "auxilio".
Viviana Laura Castagno Fuentes
y aflicciones profundas, se los llevara.
El río, que sobre angustias sabía mucho,
quedó atónito, detuvo su fluir por un segundo,
porque esa mujer -que había visto crecer-
transida por un gran dolor le suplicaba
que fuese su féretro unas décadas después.
Cuestiones tan privadas del alma, tan íntimas,
que a veces envuelta en tormentos vive,
pero otras, claudica por no hallar la salida
y elige a la muerte como analgesia,
aun cuando lo que está pidiendo
con desesperación, en en realidad "auxilio".
Viviana Laura Castagno Fuentes

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