Tantas cartas han viajado, tantas,
me había acostumbrado
que hacia mí, no regresaran,
hasta imaginé que tal vez,
en un banco de coral
adormiladas estaban.
Porque era tanta la angustia,
tanto el desasosiego de la ausencia,
que comencé a acostumbrarme,
porque así demanda la vida
y debemos adaptarnos todo el tiempo.
Pero, hubo una de ellas, sin dudas,
que logró arribar a destino.
Porque era tanta la angustia,
tanto el desasosiego de la ausencia,
que comencé a acostumbrarme,
porque así demanda la vida
y debemos adaptarnos todo el tiempo.
Pero, hubo una de ellas, sin dudas,
que logró arribar a destino.
¡Cuántos imponderables habrá sorteado!
para llegar hasta tus manos
y hoy, la sorpresa de tu respuesta
me mantiene en un arrobamiento absoluto.
Solo cabe amiga, decirte gracias,
porque ambas sabemos,
cuántas injusticias, cuántos infortunios,
se entrometieron sin nuestra anuencia
y disiparon el nexo tan sólido que teníamos,
pero que en el alma quedará atesorado.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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