Extraño
el humeante café
que sobre mi mesa
cada mañana
dejabas,
era un obsequio
inigualable.
Recuerdo
tu postura
ante los imponderables,
eras contundente
todo solucionabas
en tu universo
el "no puedo" no existía.
Si deseaba
una nube
armabas una escalera
para bajarla
mientras yo reía,
no existían imposibles
cuando tú estabas.
Y dije "cuando tú estabas"...
porque te has ido
a buscar esa nube
pero olvidaste
aquí tu escalera
y la guardé
porque aún te espero.
Dejé sin llave
la puerta,
puedes ingresar
cuando desees
y degustaremos
como antes
nuestro café inigualable,
con nube o sin ella
ya no importa.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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