El silencio omnipresente
ha ataviado todo...
generando ruidos estridentes
que por doquier se escuchan.
La casa guarda tu voz
aquí, allá, en todas partes
y tu imagen ha quedado
en el espejo reflejada.
Todo ha mutado, todo,
desde tu adiós nada es igual
el cielo, las aves, las flores,
perdieron todos la magia que poseían.
A veces deseo arrancarte
de ese lugar de arrebato
hacia donde has partido,
pero es un imposible,
carece de sustento alguno.
No encuentro los caminos
que mis pisadas sustentaban...
porque no existen , no están,
se han esfumado, han desaparecido.
Definitivamente, cambió todo,
ni el zorzal despertador
entona su peculiar sinfonía
¿Será un gesto de complicidad
ante el dolor que instaló tu ausencia?
Viviana Laura Castagno Fuentes

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