Me acostumbré
a la esterilidad
que eclipsó
a todo lo prolífico.
Me acostumbré
a la soledad
de mis lágrimas,
aun acompañada.
Me acostumbré
a imaginarte
desordenando
en un tris los recuerdos.
Me acostumbré
a lo "transitorio"
de tu ausencia
porque la paz instala.
Me acostumbré
a la incertidumbre,
porque cada amanecer
trae a la noche empotrada.
Me acostumbré...
¿Me acostumbré?
¿O en realidad
estoy intentando
menguar la devastación
que ocasionó tu exilio?
Viviana Laura Castagno Fuentes

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