La abstracción,
un hábito saludable
—al menos para mí—
para desalojar
—o aprender a cohabitar—
con los páramos
que inevitablemente
ha ido instalando
en su derrotero
su majestad la vida.
Porque convengamos,
cuando la riada
ha arrasado con todo
y los cimientos
hasta ayer sólidos
—ya no existen—,
comienza un proceso
largo e interminable,
—una adaptación perpetua—
con carácter de reincidente.
Y es justo allí,
cuando aparece
la impetuosa necesidad
que me conmina
a ignorar el afuera
—tan nimio e indolente—
porque las respuestas
siempre estuvieron
y estarán
—en ese lugar de privilegio—
donde el alma
posee su estancia
por nosotros aguardando,
para resarcirnos.
Viviana Laura Castagno Fuentes

No hay comentarios.:
Publicar un comentario