Quédate,
—porque si te vas—
a mis rezagadas letras
le crecen estalactitas.
Quédate,
incitas a mis versos
—que divagan a veces—
y los organizas.
Quédate,
porque el contumaz frío
entumece a la poesía
y yo —la deseo hoguera—.
Quédate,
—aclaras los cielos todos—
reverberas las transparencias
y a las luces eternizas.
Quédate,
habilitas los caminos
—donde suelo confundirme—
y a los óbices eliminas.
Quédate,
porque no puedo verte
—pero mi alma te mira—
y si te vas, el extravío vuelve.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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