Soy una estación
pero una de la naturaleza,
a veces soy un otoño exigente
cada vez que me despojo
de todo lo innecesario.
Otras me percibo
un invierno gélido,
hay sentimientos arrasados
por temporales internos
que hasta a mi piel laceran.
Pero,
cuando el verano me amuebla
se instala muy dentro
invocando amaneceres únicos
que a mi niñez entera
despierta
y la plenitud perpetúa.
Luego ¡Ah! aparece ella
la prestidigitadora, la dama,
muta todas mis cerrazones
en esplendorosos amaneceres
y comienza la magia de nuevo
con mi íntima, inefable
y prolífica primavera.
Viviana Laura Castagno Fuentes


















