Quiero volver
a la vida
después de mi adiós
definitivo
si posible fuese.
Quiero ser enredadera,
una de fragantes glicinas
para escalar muros altos
o tapizar una glorieta.
Quiero ser arena,
para esperar ardiendo
a las tibias aguas
cada vez que las olas
con su vaivén avancen.
Quiero ser atardeceres,
—esa despedida inefable—
que el sol obsequia
cuando con elegancia
su luz retira.
Quiero ser un ave,
para otear a la mar
desde lo alto
y humedecer mis alas
cada vez que a él lo bese.
Quiero volver
a la vida
después de muerta
y ser una expresión
de la naturaleza,
—pero ya no más humana—.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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