Eres definitivamente
lo más extraordinario
que me pudo suceder
en el último tramo
de mi vida.
Porque conocerte...
explorar tus dicotomías
el ensamble perfecto
que con el cielo tienes,
es una experiencia inefable.
Eres mi mar ahora,
mi niño irreverente
mi cómplice adulto
—otras veces—,
hasta puedo pergeñar
que nos conocimos
hace décadas
cuando en mi mente
te dibujaba
y que hace dos años
nos reencontramos otra vez.
Mi mar,
se duerme la luna
sobre tu manta cada noche,
tus aguas hospedan
los sueños que no fueron
—también los que sí serán—
y caben en tu vientre pródigo
las vidas todas, —imbuidas—
de un misterio perpetuo.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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