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domingo, 28 de julio de 2024

EL PROTECTOR


Las macilentas ramas

de un provecto sauce

—exhiben su desnudez—

vestigios que dejó 

un otoño tan puntual

como recalcitrante.


Si lo observamos

—con los ojos solamente—

es otra especie vegetal

de las tantas que abundan,

—pero si aguzamos la mirada—

él es un regazo amparador.


Porque aun desnudo

y en apariencia aterido,

ofrenda su portentoso cuerpo

a una gran variedad de aves

que lo eligieron como 

un hogar permanente.


Son las extraordinarias

relaciones simbióticas

que la natura ostenta,

ayer nomás a él lo despojaban

—hoy en amoroso padre protector—

ha devenido, sin mezquindad alguna.


Viviana Laura Castagno Fuentes


viernes, 26 de julio de 2024

¿PREGUNTAS?


¿Me preguntas si he cambiado?

¡Claro que sí! —soy otra ahora—

y te aseguro que seguiré mutando

no elijo yo, —me exige la vida—.


Porque los imponderables

son esos maestros inesperados

—que llegan para aleccionarnos—

para que nada quede incólume.


Sería mejor cambiar 

cuando más plenos estamos,

pero nada bueno medra allí

—en el dolor está lo pedagógico—.


¿Y me preguntas si he cambiado? 


Será un proceso sempiterno

—y es mi derrotero—

navego en aguas bravías

estoy en el mar ahora

ya no más en mi río. 


Viviana Laura Castagno Fuentes


jueves, 25 de julio de 2024

ESTÁS, AUNQUE NO ESTÉS


Estoy muy consciente de que la palabra "olvido" —no tiene espacio en el diccionario de mi vida—, porque me dueles como el primer día y así será aunque transcurran mil años. 

Habrá quienes comprenderán lo que expreso, otros que no, pero ya nada importa, tu adiós ha sido y será el mayor de los dolores y también un aprendizaje que me acompañará mientras continúe en este inefable camino denominado vida.

Cambiaste mis prioridades todas, personas que antes me importaban —están solamente en la memoria— asiladas en el universo de los recuerdos, pero ya no en mi alma. 

Dueles. ¿Sabes algo?: cada vez que intento disfrutar el fragante café de la mañana —nuestra ceremonia diaria— nuestro gesto de complicidad (entre tantos otros) tu ausencia se acrecienta.

Si hasta te veo dibujada en el huidizo humo —sonriendo—, como si intentaras decirme: "¡Vamos! aquí no ha sucedido nada, es tan natural morirse"(fueron tus últimas palabras).

Y así será para siempre, habrá días más plenos, otros traerán sus borrascas inesperadas, pero no te irás nunca, —porque la intensidad de tu amor ha formado surcos en mis estepas—, si hasta parece que aguardaran la simiente para acabar con las esterilidades.

Y lo intento, disipo los nubarrones amenazantes para dejar espacio a la luz del sol que despunta cada mañana, —cuando la niebla pertinaz no lo abduce— en este invierno que trajo sus bríos con contundencia.

Imito tu fortaleza ante las adversidades, a veces lo logro, otras veces —fracaso en el intento—, pero no me rindo y no lo haré te prometo, seguiré abriendo caminos y habilitaré los clausurados, mereces la mejor versión de mí te aseguro.

Porque la razón eres tú y nadie más, eres mi bálsamo, la musa inspiradora de mis letras —hoy anquilosadas— y la fuerza motriz inclaudicable que impulsa la nave de mi vida.

Continuaré, ahora vives dentro de mí y aunque ya no pueda verte, tu legado inconmensurable y digno justifica y garantiza —que estarás siempre—, aunque en apariencia y solamente en apariencia —te hayas ido— a iluminar otras vidas en otras galaxias o seas esa estrella que resplandece cuando la noche de placidez se inviste.

Viviana Laura Castagno Fuentes

martes, 23 de julio de 2024

IRREEMPLAZABLES


Hay amores 

que por intensos

y genuinos

—en eviternos—

se convierten

y ante ellos

hasta el tiempo

languidece,

porque no logra 

menoscabarlos.


Su naturaleza

es una hechura

—sólida y contundente—,

no avala los ambages

ni las mentiras, 

porque solamente

—en la verdad—

abrevan y se consolidan.


Hay amores

que se instalan

amorosamente

en nuestros desiertos

y los fertilizan

—inauguran primaveras—

que a nosotros 

nos renuevan

y nos modifican.


Son amores únicos,

magnánimos,

no admiten sucedáneos

ni emulaciones,

ellos son huéspedes 

de lujo 

—y a perpetuidad—

en ese universo

donde mora el alma.


Hay amores...


Viviana Laura Castagno Fuentes

sábado, 20 de julio de 2024

INSOMNIOS

 

Existen madrugadas, en las que el insomnio —con suma idoneidad— se instala.

Y las mismas se tornan tan largas, que parecen atemporales e infinitas.

La mente audaz, intrépida, comienza su tarea, aunque le impongo férreos cerrojos, porque en libertad —es una virtuosa— una habilidosa manipuladora que al pasado entero solivianta.

Desvelos, espacios que parecen arcones —donde la memoria tiene su guarida— y cómoda se siente, porque se cree timonel de una barca que a la deriva —en apariencia— su derrotero está realizando.

Y es en ese lapso de tiempo, donde se cuelan —sin mi anuencia— los recuerdos, algunos son caricias sempiternas e inolvidables, pero percibo muy dentro que sangran todavía, porque no logré domeñar  con solvencia ese universo donde —las ausencias son una daga en el alma—.


Son heridas infligidas por la vida, 
que en el azaroso camino fuimos coleccionando —y que en apariencia se han petrificado— pero una noche de desvelo interminable las despertó también a ellas, están vivas, esperando ser curadas todavía.

Viviana Laura Castagno Fuentes

EL IRREVERENTE


Este invierno
trajo a sus fríos 
de otros lares 
y ha conmocionado
la aparente paz
del vergel 
que cómodamente
instalada estaba.

Nada quedó indemne,
su férrea embestida
desdibujó con creces
no solamente 
las texturas,
sino que secuestró
los colores 
que la natura exhibía.

Una bella suculenta
que parecía desafiar 
con gran hidalguía
las embestidas todas,
ante las heladas 
—inesperadas y hostiles—
ha claudicado 
y hoy sus ramas 
están desfalleciendo.

¿Qué te propones amigo?

He cuidado con esmero
cada especie, 
cuando el sol 
—su estoicidad amenazaba—
un resguardo seguro
era la respuesta 
y los esplendores
sus bríos recuperaban.

Pero, tu irrupción
—tan feroz, como implacable—
solamente trajo desaliño,
que desalentó la vida
de una amorosa
variedad de suculenta,
no estaba acostumbrada
—a tus fríos impetuosos—
ella medraba a gusto
con la calidez amorosa
que la primavera
y el estío le ofrendaban.

Viviana Laura Castagno Fuentes

TIEMPOS DE RESARCIMIENTOS


La abstracción,

un hábito saludable

—al menos para mí—

para desalojar

—o aprender a cohabitar—

con los páramos

que inevitablemente

ha ido instalando

en su derrotero

su majestad la vida.


Porque convengamos,

cuando la riada 

ha arrasado con todo

y los cimientos 

hasta ayer sólidos

—ya no existen—,

comienza un proceso

largo e interminable,

—una adaptación perpetua—

con carácter de reincidente.


Y es justo allí,

cuando aparece 

la impetuosa necesidad

que me conmina 

a ignorar el afuera

—tan nimio e indolente—

porque las respuestas

siempre estuvieron

y estarán 

—en ese lugar de privilegio—

donde el alma 

posee su estancia

por nosotros aguardando,

para resarcirnos.


Viviana Laura Castagno Fuentes