aguardando ser besada
por los labios húmedos
de unas aguas mansas
pero también bravías.
Y fui mar otras veces
en actitud taciturna,
descansé en la playa
desperté a las piedras
y claudiqué en los acantilados.
Y me convertí
en apacible sendero,
fui guía del caminante
de aquél que busca perderse
y también de quién se encuentra.
Y me extravié
tantas veces,
aun cuando los carteles
me indicaban la salida,
y me sigo equivocando
y continuaré equivocada
porque así es la vida.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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