me sorprenden
con la insistente pregunta:
¿Dónde estás, hacia dónde
has partido, cuando el estío
sus balbuceantes pasos comenzaba?
Y no poseo las respuestas,
acudo sin hesitar
a la imaginación solamente
es allí donde una tenue luz
un incipiente camino anuncia.
Y sí, estás, aquí y allá,
hacia donde mi alma mire
te encuentra
y lo comunica muy bien
con una solvencia única.
Estás, en las luces matinales
que entre el follaje
de la bellísima araucaria
está infiltrándose
con las intermitencias
que el viento tozudo genera.
Estás, en el vuelo confuso
de los loros soliviantados,
pero también en el vuelo
compacto y sociable
de los negros estorninos.
Estás justo allí,
donde medran las lavandas
mientras su fragancia esparcen
cada vez que un espléndido sol
con ínfulas las acicatea.
Estás, en el aroma inconfundible
del café de la mañana,
si hasta me confundo a veces
cuando mi mirada
busca tu taza y logro
a tiempo despabilarme.
Estás en todo y todo el tiempo,
y no te irás te confieso
porque no se van jamás
los grandes amores
que en las profundidades
del alma, fueron perfectamente
cincelados.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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