La he observado con lágrimas
que enturbiaban la sonrisa
que en sus ojos comenzaba.
La descubrí en silencio
cuando arreció un vendaval
y desgarró un vergel en su alma.
Era una improcedencia
intentar invadir su universo
era tan recatada como lacónica.
Vivió como pensaba y enseñó,
dando vuelta la página siempre
"a la vida había que saber leerla".
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