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jueves, 2 de enero de 2025

TODO POR ELLA


Ella, tenía una impronta

que emanaba de su alma

—genuina e inigualable—

era una flor que resplandecía.


Era un continente de generosidad

coleccionaba recuerdos, no rencores,

la expresión —no puedo—

no existía en su vocabulario.


Su bonhomía se derramaba

sin miramientos, ni condiciones, 

era su sello distintivo, su don magno

y no podría haber sido diferente.


Ella era prodigiosa, versátil, 

una creadora inagotable

"hay que poner amor"—decía—

y dejó un legado enorme. 


Ella —mi adorada Madre—

es hoy —la ausencia más presente—

el faro que orienta mis pisadas

la justificación de mi vida

porque vive en mí, aunque no viva. 


Viviana Laura Castagno Fuentes 


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